Mucho se comenta sobre el origen de las criaturas veganas. Esos seres pedantes y soberbios con los que lamentablemente ya habrán tenido alguna ocasión de toparse. Esos grupitos de indeseables que se creen poseedores de la verdad y que se hacen llamar “activistas” o “defensores” de los derechos de los animales.
Los conozco bien y a mí no me engañan. He visto muy de cerca cómo se manejan, y en qué consisten sus jueguecitos dialécticos, esos con los que pretenden poner en cuestión nuestras costumbres y tradiciones.
Cientos de veces, he escuchado sus inagotables discursos cargados de falacias e incoherencias acerca de la conciencia en las otras especies; de la sintiencia; la supuesta destrucción del planeta y la hipotética conexión que habría entre el consumo de productos de origen animal y el deterioro de la salud, ¡Pero qué ridiculez! ¿Quién se iba a creer tales sandeces?, ¿Es que acaso tienen puesta una venda en los ojos?, ¿Es que no ven el magnífico, bello y sostenible planeta en el que vivimos? Por qué íbamos siquiera a intentar cambiarlo si todo es perfecto tal y como está ¿no?
Tal vez esos extraños seres, esas criaturas veganas, sean en realidad originarios de otro planeta, apostaría a que fueron expulsadxs o forzadxs al exilio por alterar el orden público tratando de difundir nuevas ideas.
O quizás, tal vez sí sean humanxs después de todo, pero sufrieron algún tipo de trastorno o infección desconocida de la que nunca se recuperaron y que les hace actuar de esa forma tan impertinente y distorsionar la realidad.
Eso explicaría por qué en un mundo donde yo solo veo progreso y bienestar, ellxs ven uno donde la gente sufre de enfermedades, donde hay guerras, hambrunas, escasez, contaminación e injusticias, y lo que es aún más patético, un mundo donde los animales no de desean morir sino vivir, ¿te imaginas? ¡Una auténtica locura!
Lo cierto es que nadie sabe con certeza de dónde vienen, o cómo habrían enfermado, pero sí sabemos con seguridad lo que pretenden.
Algunas veces, lxs veo por las avenidas, y calles de la ciudad con su aspecto apacible y sus caritas de inocentes, mirando ilusionadxs a los ojos de la gente “normal”, tratando sutil y silenciosamente de manipular sus mentes y de despertar en ellos la empatía. ¡Qué se habrán creído! ¡No lo permitiremos!
Posibles consecuencias
Por eso amigxs, jamás lxs escuchen y mucho menos intercambien ninguna palabra con ellxs, créanme es demasiado arriesgado, de hacerlo podrían enloquecer o contagiarse, y las consecuencias de ello serían fatales.
Imagínense:
Podrían empezar un viaje sin retorno hacia una nueva forma de entender el mundo, donde a pesar del dolor y sufrimiento del que sus ojos serían testigos, serían capaces de renovar cada día sus sueños y esperanzas manteniendo siempre viva la ilusión de que el cambio es posible. Podrían desear escapar del sistema competitivo, superficial y consumista en el que ahora viven, para empezar a cuestionarse las cosas, incluso aquellas verdades que alguna vez les aseguraron que eran inamovibles y universales.
Pero sobre todo, podrían empezar a ver en las demás personas, sin importar su especie, la maravillosa oportunidad que se les está brindando aquí y ahora como seres humanos, para desarrollarse, crecer, y mejorar; llegando incluso entenderlas como una ocasión única e irrepetible en la vida para compartir, para existir juntxs; y no como seres de quien se pueda hacer uso o servirse para satisfacer las propias necesidades, fueran estas del tipo que fueran.
Conclusión
Así pues amigxs, quedan advertidxs, si estas criaturas veganas se cruzaran en su camino, no se expongan, ni se hagan lxs valientes. Huyan sin mirar atrás, no permitan que se les acerquen ni que les planteen sus ideas, es más, si es posible denúncienlas a las autoridades para que sean perseguidas y silenciadas cuanto antes.
Como sociedad “perfectamente evolucionada” aún estamos a tiempo de evitar la catástrofe que supondría para nuestra intachable forma de vida que las personas desarrollen su pensamiento crítico y reflexivo. Contamos con su colaboración para detener cualquier posible cambio, es nuestro deseo que todo permanezca tan perfecto como ya lo está.
Keith Chipana
Pd: En la siguiente imagen puedes ingresar y dejar tu comentario de indignación. ¿Cómo se atreven a decir que no están tratando de forzar el "veganismo" en nosotros cuando es obvio que eso tratan de hacer desde publicaciones en redes y con información académica, social y cultural?
Renato
2 diciembre, 2017 — 3:51 am
Que atrevimiento de estos locos que sólo piensan en todos los animales, esperan que se reproduzcan y nos coman? Que detengan el avance del cemento y los envases plásticos dispersos por el planeta que tiene que ser dividido y vendido a gente que sólo piensa en bienestar material. Ah no, eso no lo voy a permitir… La historia está de nuestro lado, cada vez somos más personas y hay más devastación de lugares donde viven los demás animales que no tienen ningún derecho de estar en este planeta que tiene que cubrirse de cemento y que ya no haya árboles ni agua pura corriendo por los ríos.
(Todo es mentira, go Vegan!!) 🙂
Cristina
2 diciembre, 2017 — 7:09 am
Eres un ridículo,neandertal y con ganas de discriminar a los de mas,si no nos quieres hablar nos haces un favor pero no se q gente te a dejado publicar esto posiblemente gente como tu dictadores q no permiten él libre pensamiento y acción y no quieren ver mas allá de sus narices ni evolucionar q esta bien él mundo tu si q engañas y manipulas.
Óscar
2 diciembre, 2017 — 10:33 am
Porque siempre nos atacamos unos a otros?
Queda claro, que los animales tienen más sensibilidad que muchos «humanos»
Por favor, pensemos un poco, de verdad está bien el planeta en este momento?
Pero si en los últimos 30 años, lo hemos destrozado, pero que vamos a dejar a nuestros hijos y nietos? Polvo, por que se están arando hasta las piedras y en tierra improductiva, nada crece, o cambiamos de actitud o en 30 años más nos comeremos los puños de hambre.