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Activismos: teoría y práctica

Veganismo y lavado de cerebro

Varias veces me han dicho que me lavaron el cerebro por haber elegido ser vegano. Recalco la palabra elegido, porque nadie me obligó. En cambio, cuando la gran mayoría de nosotros nacemos, no elegimos comer carne, lácteos o huevos, sino que es la opción por default y nos la inculcan nuestros padres.

Y al crecer, nadie nos pregunta si queremos seguir haciéndolo. No es que nuestros padres no quieran darnos la opción, es que simplemente ellos tampoco se lo cuestionan. Por el contrario, hay muchísimos niños que no quieren comer carne al entender que es el pedazo de un animal (hay decenas de videos de casos así en YouTube, un ejemplo aquí) y generalmente sus padres los obligan a comer porque temen por su salud.

Dos tipos básicos de ignorancia

En mi caso, un día conocí algunos vegetarianos y a diferencia de lo que gran mayoría de la gente hace, no elegí ser ignorante. Hay básicamente dos tipos de ignorancia; el que no sabe (involuntaria) y el que no quiere saber (voluntaria). La involuntaria es ni siquiera saber que existe tal cosa. La voluntaria es conocer a un vegetariano o vegano y tratarlo de loco, hippie o extremista, sin permitirse cuestionarse el tema. Lamentablemente, la mayoría de mis familiares, amigos y conocidos han reaccionado de esta manera al enterarse que me hice vegano. Por el contrario, los veganos quisimos saber más, investigamos y buscamos la verdad. Y casi sin excepción, consideramos el veganismo como la mejor decisión que hemos tomado en nuestras vidas.

Luego de la acusación mencionada, analicé si realmente había sufrido lavado de cerebro. Y la respuesta es que sí, no tengo dudas. Pero no ahora. El lavado de cerebro fue desde que nací. Me lavaron el cerebro al hacerme creer que se puede matar a un animal de manera “humanitaria” y que ellos no sufren de igual manera que nosotros los humanos. Me lavaron el cerebro al hacerme creer que necesitaba carne para obtener proteínas, leche para obtener calcio o bien que la carne fue clave para el desarrollo del cerebro humano.

Se podrá decir que comer carne es parte de nuestra cultura. Y es cierto, así como el esclavismo y el voto masculino exclusivo fueron parte de la cultura en un pasado cercano. La evolución social se basa en el cuestionamiento, y cuando un tema llega al punto de ser incuestionable, como lo es comer carne para la sociedad actualmente, eso es lavado de cerebro. Y así estuve durante 25 años; con el cerebro lavado y sin siquiera cuestionármelo.

¿Está bien que uno se coma a quién adora?

En casi toda ciudad de este mundo globalizado, caminando por la calle, uno encuentra McDonald’s, Burger King, KFC, Pizza Hut, más sus similares locales (y entre medio muchas farmacias para curarse de lo que causan esas comidas, ¡el negocio perfecto!) ¿Cada cuánto uno ve un restaurant vegano o un anuncio de tofu o carne de soya? ¿A quién le lavaron el cerebro?

Más aún, un niño con el cerebro aún no corrompido por la sociedad, adora a los animales. ¿Está bien que uno se coma a quién adora? Si se le pregunta a un adulto si está en contra de torturas y asesinatos, salvo pocas excepciones todos responderán que sí. ¿Y qué ponen en sus platos luego? Trozo de cadáveres producto de violaciones, torturas y asesinatos.

Parafraseando a René Descartes, me siento tranquilo diciendo “Pienso, luego como”

Reitero, ¿quiénes realmente tienen el cerebro lavado? La buena noticia es que nunca es tarde para deslavártelo.

 

Felipe Cabrera

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